viernes, 30 de abril de 2021


¡CASTIGOS!?

Para entendernos diremos que el castigo es un procedimiento mediante el cual se pretende influir en la frecuencia de un comportamiento para provocar la disminución del mismo o bien su completa eliminación.

Existen dos tipos de castigo en función de si actúan mediante la administración de estímulos aversivos o la eliminación de una estimulación positiva: el castigo positivo y el castigo negativo respectivamente. 

En ambos casos el castigo debe  aplicarse de manera contingente a la conducta a disminuir, de manera que pueda considerarse una consecuencia de la acción.

Ya hemos dejado claro en el capítulo anterior nuestra preferencia en el ámbito educativo por  el uso sistemático de refuerzos de conductas adaptativas que aparecen en el contexto natural. El sólo uso del castigo como herramienta pedagógica produce consecuencias a menudo no deseables en el mundo educativo (deterioro de la comunicación y la confianza, aparición de respuestas emocionales disruptivas, deterioro de la autoestima en los implicados, promociona respuestas agresivas, genera inseguridad en las partes, dificulta el respeto por uno mismo y por los demás, desarrolla comportamientos sumisos…).

Como en nuestros reglamentos aparecen suficientemente explicados las consecuencias de los comportamientos disruptivos, sólo hacer aquí  unas consideraciones acerca de su uso:

1º)-Es importante que los alumn@s conozcan claramente desde el primer día, las consecuencias negativas que tendrán los comportamientos contrarios a las normas de convivencia del centro, y la razón de los mismos.

2º)- Cuando los propios alumn@s pueden implicarse de alguna manera en el establecimiento de esas normas, en su modificación y/o aplicación razonada, la adhesión a las mismas es mayor y su aceptación es natural.

3º)- El uso del castigo debe hacerse dentro de un clima de respeto mutuo, evitando situaciones en sí mismo aversivas (gritos, faltas de respeto…) que disminuyen y contaminan lo dicho en el apartado 2º.

4º).- Cuando estamos muy irritados con un alumn@ por un comportamiento determinado es mejor dejar pasar un tiempo para serenarnos: con la mente clara las decisiones y la forma en que se expresan serán más adecuadas.

5º).-Igualmente, si un alumno está muy enfadado, descontrolado…etc. debemos ponerle en situación de tiempo fuera, en un lugar donde pueda calmarse y reflexionar. Querer razonar con él en ese momento es una pérdida de tiempo para tod@s.

6º) Muchos comportamientos negativos dentro del aula están motivados por necesidad personal de llamar la atención a los adultos, aunque sea de forma negativa. El detener la clase y tratar de dialogar con un alumno que claramente se está saltando las normas a propósito suele reforzar su conducta y servir de modelo negativo para sus compañeros. Las consideraciones que se deban hacer a un alumno han de hacerse privadamente, de forma serena, mejor fuera del aula, informándole claramente del comportamiento que queremos que cese, de las alternativas que tiene al mismo, y recordándole las consecuencias que se derivarán si no lo cambia. Siempre es necesario ofrecerles “hasta setenta veces siete”,  la oportunidad de enmendar sus errores.

7º).- Las consecuencias derivadas de un comportamiento disruptivo deben estar relacionadas, siempre que sea posible, con el comportamiento realizado, de forma que el alumno pueda  “enmendar”, reponer, reparar…la conducta. Deben ser  ajustadas  al mismo, en tipo y en proporción, pues perseguimos un fin educativo y pedagógico que beneficie a tod@s los implicad@s, no buscamos ni vencedores ni vencidos.

8º).- Si se prometen unas consecuencias en una situación  y no se cumplen, el comportamiento perturbador aumentará, la mayoría de las veces hasta límites insostenibles en un aula. Las consecuencias “ofrecidas” ante las conductas disruptivas deben estar pensadas con anterioridad, deben ser posibles en el ámbito educativo, deben ser coherentes, justas y ajustadas a la conducta  y al tipo de alumno, sin levantar la voz y en un ambiente de respeto. No hay mayor refuerzo para nuestros alumnos que ver a una figura de autoridad fuera de control.

9º).-Ante indicios de comportamientos de bullying, acoso…u otros en los que algún compañero/a  sea víctima, es necesario actuar rápidamente y con decisión. Es importante hablar personalmente con los implicados y ofrecer un resarcimiento al ofendido.

10º).- Y siempre será importante conocer bien a nuestros alumn@s. Lo que castiga a un@s a veces refuerza a otr@s: si la conducta negativa aumenta, debemos cambiar las consecuencias aplicadas.

También es importante reconocer que un pequeño refuerzo que lo sea de verdad o una mínima retirada del mismo  de forma consistente, producen la mayoría de las veces el cambio deseado.

¿Tienes en cuenta estos puntos a la hora de programar tus clases?...

 


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