Casi todo el mundo somos capaces de identificar el ADN cuando vemos una imagen de su estructura en doble hélice. O, por lo menos, la imagen nos resulta familiar, pues aparece en informativos, noticias... También, hemos aprendido a pronunciar el trabalenguas que esconden las siglas ADN: "ácido desoxirribonucleico". Sin embargo, esta molécula que contiene las instrucciones de la vida misma nos evoca misterios microscópicos y laboratorios ultra tecnológicos. ¿Os imaginabais que podemos hacer una extracción de ADN siguiendo los mismos principios que en uno de estos laboratorios (salvando las distancias, por supuesto), con productos que podemos comprar en cualquier supermercado? Eso es precisamente lo que hicimos durante la última práctica de laboratorio de los alumnos de Biología y Geología de 4º de la ESO.
Todo el material preparado. |
El organismo elegido para la extracción fue el plátano. Las plantas poseen tres tipos de ADN: el nuclear, el mitocondrial y el cloroplástico. Además, la mayoría de las plantas presentan poliploidia, esto es, la condición de algunas células u organismos de poseer más de un conjunto de cromosomas. Por ejemplo, los seres humanos tenemos dos pares de 23 cromosomas (23 x 2 = 46 cromosomas en total), es decir, somos diploides. La banana o plátano tiene 11 cromosomas y la mayoría es triploide.
El primer paso consiste en romper tejidos, paredes y membranas celulares. Esto se hace "a lo bruto", utilizando un mortero o una licuadora. Una vez tenemos la fruta triturada, formando una pasta, podemos añadir zumo de piña, que posee una enzima que ayudará a degradar proteínas.
A continuación, añadimos a la pasta una disolución de detergente friegaplatos y sal en agua, tomando medidas exactas con probetas en el caso del agua y del detergente (100 y 10 mililitros, respectivamente) y pesando la sal (13 gramos) en una balanza de precisión. La sal se une a proteínas asociadas al ADN y el detergente deshace los lípidos que forman las membranas de la célula, terminando de liberar el material genético.
Introducimos la mezcla en un tubo de ensayo, a través de un embudo y colándola con una gasa, y añadimos el último ingrediente: etanol 96% (alcohol de curar heridas) frío. El etanol provoca que el ADN se separe del agua y precipite. Cuando el ADN se separa de la solución acuosa, tiende agruparse, lo que hace que sea visible.
Aquí podemos ver el ADN en forma de una sustancia blanquecina que flota en la parte superior del tubo de ensayo. |
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