Fernando Fueyo llegó al instituto gracias a nuestra compañera Elena de la Puente. Su propuesta de convertir una de sus obras “Abedules, albores de la luz” en un hermoso mural que embelleciera nuestro patio, agradó tanto al artista que se implicó desde el primer momento en este modesto proyecto. Bajo la supervisión de otra compañera, Elena Mateos, profesora de Educación Plástica y Visual , un grupo de alumnas y algún alumno, se pusieron manos a la obra.
Aprovechando sus visitas a Ponferrada para observar y tomar notas de la “noble dama ponferradina” (la glicina del Museo de la Radio), para posteriormente plasmarla en una bella acuarela que se presentaría en sociedad en septiembre de 2021, Fernando se acercó en un par de ocasiones al instituto para conocer el proyecto de colaboración y a sus artífices. Sus visitas a nuestro centro dejaron una gran impronta entre las personas que integran la comunidad educativa. Su amigable conversación, la narración de anécdotas inesperadas y sus ganas de aprender y colaborar en el universo educativo nos sorprendió y cautivó.
En la primera de estas visitas conversó con nuestros/as pequeños/as artistas y nuestros/as futuros/as biólogos/as. Quienes estuvimos presentes la recordaremos siempre con mucho cariño y agradecimiento por venir de una persona de su talla artística y humana. Escuchamos y escuchamos... y cuando el timbre final de la mañana marcó el final de la jornada, Fernando nos invitó a recoger una reproducción de algunas de sus acuarelas. Nos acercamos a su mesa … y comenzó una segunda parte del encuentro, en la que varias alumnas le consultaron acerca de sus vocaciones aún por definir, sus intereses, los viajes e incluso le pidieron algún que otro consejo artístico.
Esa foto que presidía nuestro homenaje refleja muy bien el momento: un ramillete de alumnos y alumnas arremolinados/as alrededor de su mesa, atentos a sus palabras y observando su obra, mientras, él es el único que repara en la cámara que inmortalizaría el momento. Conocíamos su obra, admirábamos su trabajo y agradecíamos que alguien de su talla siguiera siendo fiel a sus principios, pero no esperábamos esa conversación amena, alegre y generosa, ese desparpajo cargado de naturalidad y encanto, esa persona entrañable que descubrimos aquel día.
Sabíamos de su delicado estado de salud, pero lo que vimos fueron sus ganas de vivir para transcenderlo. Las noticias de su recaída y su hospitalización nos iban encogiendo el ánimo y haciendo temer lo peor. Su fallecimiento nos llenó de pesar a todos los que tuvimos la suerte de conocerle y más aún a quienes estuvieron más cerca en esos momentos tan delicados.
Los seres generosos, que vienen a sembrar belleza, tienen esa mágica capacidad de modificar el pesar en deseo de rendirles un tributo. Nuestra compañera Elena de la Puente fue “puente” para recopilar, en unos momentos difíciles, unas palabras de despedida de sus seres más queridos. Seguro que, con más tiempo, muchas más voces se hubiesen unido, pero pensamos que lo dicho por ellos será suscrito por todos los que le querían.
Comenzó el homenaje Emilio de la Calzada, Director del IES Bergidum Flavium, que dedicó unas emotivas palabras a su persona y a hacer una breve semblanza profesional.
Especialmente significativo fue el momento de escuchar parte del discurso que nuestro homenajeado pronunció cuando le concedieron el Premio de la Sociedad Geográfica Española en 2006, precioso documento que sin duda describe a ese gran profesional que se fijaba en el detalle (“lo pequeño es hermoso” decía).
Desde Ponferrada nos llegó un archivo en forma de audio de unas ex alumnas del centro que en junio pasado asistieron al encuentro con Fernando y que hoy continúan sus estudios en el bachillerato artístico. Ellas también quisieron ser partícipes del sentido homenaje.
Siguieron otras lecturas que fueron enmarcando la interesante personalidad de alguien único. Alumnas, alumnos, profesoras y profesores avanzaron en nuevos textos enviados por familiares y amigos que quisieron estar presentes a pesar de la distancia física y el homenaje comenzó a fluir en el terreno de los valores personales y humanos.
Se escuchó a su hijo Fernando contando la anécdota de cuando su padre los subía a él, su hermana y primos a un árbol diferente para que no pudieran bajar y así él poder pintar libremente.
Bernabé describiendo el sublime diálogo que se producía entre los árboles y Fernando con el objetivo de transmitir sus enseñanzas y defenderlos a través de su obra.
Elena de la Puente nos dibujó un todo interconectado por el cariño de un gran amigo.
Alfonso Esquivel, ilustró una delicia de leyenda que, con una sonrisa en la cara, todos pusimos en imágenes al instante.
Finalmente, una alumna del centro le agradeció sentidamente sus palabras de aliento para que continuara en su carrera como artista y su consejo de seguir aprendiendo de todo lo que el mundo pueda darle.
Fernando fue testigo privilegiado desde las imágenes que de él y su obra se proyectaron en una gran pantalla como acompañamiento. Seguros estamos que estuvo presente, satisfecho de lo que veía, porque se hizo desde el cariño por un gran artista y una persona excepcional.
Cada uno de los testimonios vertidos en este humilde homenaje aporta distintos trazos de un dibujo que, invisible para observadores poco avezados, queda prendido en la sala de usos múltiples de nuestro instituto: sombrero “borsalino” negro, barba blanca y mirada curiosa por encima de las gafas, que nos seguirá inspirando y recordando el valor de los pequeños detalles.
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