A última hora de la tarde llegamos al albergue de Cercedilla, ubicado a las afueras del pueblo y rodeado de naturaleza.
Aunque la noche fue muy larga y el sueño no llegaba, a primera hora estaban todos dispuestos para desayunar y emprender la última aventura y la más esperada por la juventud de la expedición: el parque Warner.
Al caer la tarde, por fin algo derrotados, más por el calor madrileño que por las atracciones, emprendimos regreso con atasco en la A6 incluido.
El camino de regreso fue más animado de lo que esperábamos gracias a la capacidad de recuperación que tienen los adolescentes. Nos deleitaron con buen humor y con las interpretaciones musicales propias de estas circunstancias.
Muchas gracias a las madres que nos acompañaron , Lara y Amanda.
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