El trimestre pasado el alumnado de Bachillerato viajó a Madrid para realizar una visita cultural al Museo del Prado y al musical “Grease” en el Teatro Apolo. Aquí tenéis una crónica de esa jornada realizada por las alumnas Mencía Basante y Sinay de León:
El sol brillaba con fuerza
aquella mañana del 15 de noviembre de 2024 cuando llegamos a Madrid, la capital
de España, en una excursión que habíamos estado esperando con ilusión durante
semanas. Partimos hacia Madrid a las 7 de la mañana y tras 5 horas de viaje, el
bullicio de la ciudad ya se sentía en el aire.
Decidimos comenzar nuestra
excursión con un paseo desde la Fuente de Neptuno hasta el Museo del Prado, uno
de los museos más importantes del mundo. Al entrar por la puerta Murillo nos
sorprendió la magnitud de la colección. Cada sala estaba llena de obras
maestras de pintores como Velázquez, Goya y El Greco. Nos detuvimos a observar
"Las Meninas" de Velázquez, una pintura que siempre habíamos visto en
libros de historia, pero verla en vivo era algo completamente diferente. El
realismo de los detalles y la complejidad de las expresiones nos dejaron
asombrados. Personalmente, la visita a la última sala, las pinturas negras de
Goya, captó toda nuestra atención por la técnica utilizada “temple graso” y la
historia que hay detrás de ellas, ya que son un reflejo del estado de Goya
durante su última etapa creativa, enmarcada entre 1808 y 1828. Las que más nos
sorprendieron fueron “Saturno devorando a sus hijos” y “Dos viejos”.
Esta maravillosa experiencia
llegó a su fin a las 14:00, cuando contamos con 2 horas libres para comer y
visitar Madrid.
Elegir restaurante en Madrid
es algo complicado, algunos fuimos a hamburgueserías y otros optaron por comer
en el Parque del Retiro. Tras dar un paseo por las calles de Madrid, nos
reunimos todos a las 16:00 frente al Museo del Prado para ir caminando hacia la
Plaza Tirso de Molina, donde se encuentra el Teatro Apolo.
El teatro, en el que veríamos
representado el musical “Grease”, con su aire clásico, nos sorprendió por su
tamaño y la decoración tan cuidada. Entramos y nos acomodamos en nuestros
asientos mientras el bullicio se apagaba y todos esperaban en silencio. Cuando
las luces se apagaron, la magia comenzó. Los actores empezaron a cantar, a
bailar, y nosotros nos sumergirnos en la historia de inmediato. La
escenografía, impresionante, al igual que la presencia escénica de todos los
actores.
A medida que avanzaba el
musical, nos sorprendió la energía de los actores. Las canciones eran pegadizas
y las coreografías eran perfectas. Cada escena nos dejaba más enganchados, y
era increíble ver cómo todo el teatro vibraba con cada número musical y reía
con cada escena cómica. Estuvimos allí dos horas y media que se hicieron cortas.
Al acabar el musical nos
dirigimos todos juntos hacia la Estación de Atocha, donde esperamos al autobús.
Tras cuatro horas de viaje y una parada, llegamos a Cacabelos, después de haber
disfrutado de un día increíble.
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