viernes, 4 de abril de 2025

HISTORIA DE LA MINERÍA EN EL BIERZO (EL PATRIMONIO MINERO DE FABERO)





El pasado viernes 28 de marzo los alumnos de 3º de ESO tuvieron oportunidad de conocer espacios vinculados al patrimonio de la industria extractiva del carbón que han motivado la declaración de Bien de Interés Cultural de la localidad de Fabero. En clase habíamos visto recientemente aspectos del sector secundario y, siguiendo la secuencia didáctica prevista, justo en estos momentos nos encontramos exponiendo aspectos de la actividad del turismo, dentro ya del ámbito del sector terciario. 


La economía del Bierzo gravitó en torno al carbón. La actividad industrial de la comarca fue muy destacada entre los años cuarenta y los ochenta. Modeló la historia y la geografía del territorio. Agotado el ciclo, cerraron las térmicas y las minas y llegó el declive demográfico. El turismo no reemplazará nunca el volumen de empleo y riqueza de la minería del carbón, pero sí puede fijar población que atienda la demanda de los visitantes. En este sentido, el Ayuntamiento de Fabero cuenta con técnicos dinámicos, llenos de ideas y energía, que han creado un interesantísimo circuito en torno a las huellas del pasado minero que todos los estudiantes bercianos deberían conocer. 

El recorrido tenía como plato fuerte la visita al cada vez más conocido Pozo Julia. Pero antes hubo, como aperitivo, paradas en escenarios cotidianos que en su momento estuvieron repletos de vida. En el economato contemplamos el mostrador, las baldas y los aparadores con productos de otro tiempo y otra mercadotecnia. En la vivienda del poblado Diego Pérez reconocimos la disposición arquitectónica y los sistemas de suministro de agua corriente, calefacción y calderín de la época del paternalismo industrial. Y ya en la Escuela del Ayer observamos el mobiliario y el material educativo de la Segunda República, viendo por los contenidos de los libros el tipo de educación que se pretendía inculcar bajo el franquismo. No lejos se encuentra el Aula Paleobotánica, recientemente remozada, con muestras fósiles, mapas, fotografías y cartelas explicativas. 

Seguidamente, tras un ligero descanso con tentempié incluido, cogimos fuerza y nos fuimos a la mina. Seguramente cosas que allí vieron y vivieron los alumnos no las habrán de olvidar jamás. La expedición se dividió en sendos grupos y los guías nos fueron detallando datos, anécdotas y particularidades, al tiempo que transitábamos por los espacios de la amplia instalación. ¿Se podrán olvidar los alumnos de la sirena que marcaba el peso del paso del tiempo? ¿Acaso de los monos de trabajo colgados del techo por necesidad práctica o de aquel lampista cuyo oficio de entregar y recoger lámparas no era de cara a la galería?  


In situ se amplían conocimientos en el recuerdo y se aprenden aspectos de la historia más reciente y más local. Por eso estas visitas culturales son tan importantes. Aunque lo más probable es que los alumnos recuerden para siempre la vivencia de sentir que se trasladan al interior de la mina, lo que a los profesores más nos gustaría sería que no olvidasen las explicaciones con relación al papel de la mujer en el contexto laboral de la minería del carbón, las luchas obreras en pos de mayor seguridad e higiene en el puesto de trabajo, los vídeos donde se apreciaba la dureza del trabajo o el valor de un salario ganado en medio del riesgo diario (un mal costero caído, una inhalación, una explosión de grisú) y de enfermedades laborales tras toda una vida (problemas en oídos, pulmones, espalda o rodillas). 

La mina dio mucha vida al Bierzo. Y también la quitó. Son varias las tragedias que marcaron las cuencas. Lo hemos recordado de golpe esta misma semana al conocer las noticias del accidente en una mina asturiana cercana a Villablino que ha causado cinco víctimas, lo cual lamentamos enormemente, enviando nuestro más sentido pésame a familiares y amigos. 

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